Cuando
lo encontré parecía ser un gatito común y corriente, pequeño e indefenso escondido
debajo de un coche, su color gris se tornaba oscuro debido a lo sucio que se
encontraba, lo tome con cuidado él no se opuso y lo lleve a casa, lo alimente,
lo cuide y le di todo el amor que se le puede dar a una mascota.
Lo
llame Kafka en honor a uno de mis tantos autores favoritos Franz Kafka, a él
pareció gustarle por qué no tardo en acostumbrarse al nombre. Kafka se
convirtió en un gato mimado, la mayor parte del tiempo se la pasaba dormido y
solo despertaba para comer y hacer sus necesidades fisiológicas, le gustaba
recostarse en mi regazo cuando leía algún libro, siempre lo hacía en voz alta
para que él pudiera escuchar, pero cuando dejo de ser un cachorro cambio
drásticamente su forma de ser.
Kafka
empezó a deambular sigilosamente por la casa, como si tratara de escuchar todas
las conversaciones que se llevaban a cabo, dejo de ser el gatito cariñoso y
mimado, repentinamente se intereso por mirar el televisor, al principio lo
hacía disimuladamente pero después lo hacía con mas interés a veces llegaba de
la escuela y encontraba el televisor encendido en el canal de las noticias,
cuando Kafka se daba cuenta de mi presencia apagaba el televisor con su pata y
se hacia el dormido, yo también me hacia la disimulada, y a nadie le llegue a
contar sobre esas veces.
Dejo
de recostarse en mi regazo, se desaparecía durante mis horas de lectura, cuando
lo encontraba estaba de nuevo viendo el televisor, solo que veía programas
educativos, como si quisiera aprender algo. Una tarde mientras veíamos
televisión en familia, pregunte:
-
¿Los gatos pueden
aprender hablar?
Kafka
que se encontraba “dormido” en uno de los sillones abrió los ojos, y comenzó a
mover la cola, como si estuviera nervioso, fijo la vista en papá esperando a
que respondiera mí pregunta. Papá me miro con desconcierto y soltó una
carcajada
-
¡Hay hija! ¿Cómo
se te ocurren esas cosas? Por supuesto que los gatos no pueden aprender hablar,
eso solo pasa en las caricaturas y en una que otra película de fantasía ¿De
dónde sacaste eso?
-
Solo era una
pregunta estúpida-, respondí y mire que el gato fijo la vista en mi y en su hociquito
se esbozo una sonrisita sínica, cerró los ojos y dejo de mover la cola.
Empecé
a cuestionarme sobre si no comenzaba a volverme loca, si no me estaba
imaginando una historia sobre Kafka en mi cabeza, al final de cuentas era un
gatito indefenso. Kafka me observaba fijamente desde el otro extremo de la
habitación tan silencioso como cuando nos espiaba, era como si me estuviera
analizando y pensando que en efecto me estaba volviendo loca, no sabía si yo lo
vigilaba o él era el que me vigilaba.
Cuando lo descubrí arrastrando un pequeño
libro del estante, se me hizo gracioso al principio, pero cuando lo vi hacer lo
mismo varias veces dejo de tener gracia. Los libros que arrastraba al principio
eran de los del kínder de mi prima esos que enseñan las vocales, colores y
todas esas cosas, pero después lo descubrí arrastrando los libros de la primaria,
a nadie le parecía raro que el gato hiciera eso, a decir verdad nadie se daba
cuenta lo que el gato hacia todos estaban tan sumergidos en sus pequeños mundos
que lo menos que les importaba era el gato y su extraño comportamiento.
De repente comenzó
a tomar mis cuadernos de la escuela, y a garabatear cosas sin sentido en ellos,
nunca llegue a verlo pero sabía que era él quien dibujaba, días después esos
garabatos tomaban más sentido y se convertían en letras mal hechas pero letras
al fin de cuentas, quise decirles a mis padres sobre tal descubrimiento pero me
tomarían por loca, termino por acabarse mis cuadernos tratando de escribir, y
cuando al fin lo logro, comenzó a rondar la computadora, se escondía en la
esquina de mi cuarto y observaba el proceso de encendido y apagado, días
después mi papá me reprochaba el hecho de haber dejado encendida la
computadora, Kafka me miraba con su sonrisita sínica, satisfecho de lograr que
siempre terminaran culpándome a mí y no a él. Era un gato muy inteligente pues
se encargaba de borrar el historial, para que yo no me diera cuenta de las
páginas que visitaba.
Una mañana llegue
de la escuela muy temprano debido a la suspensión de algunas clases, la casa
estaba sola y muy silenciosa, lo más seguro es que mi mamá se encontrara
haciendo las compras para la comida, papá trabajando y mi hermano en la
universidad, pase por la sala sin hacer ningún ruido y ahí se encontraba Kafka,
pero estaba leyendo, recostado sobre el sillón movía velozmente sus pupilas al
igual que sus bigotitos y cuando terminaba le daba vuelta a la hoja con sus
garritas, cuando se percato de mi presencia tiro el libro con su pata y volvió
hacerse el dormido, de nueva cuenta sin hacer ni decir nada me fui a mi
habitación y me encerré todo el día, que pasaría si le decía a mis padres que
había encontrado al gato leyendo ni más ni menos que La metamorfosis, definitivamente no dudarían un segundo en mandarme
al manicomio.
Esa noche no pude
dormir pensando si el gato no trataba de darme un mensaje con el libro, como si
quisiera decirme que le estaba pasando exactamente lo mismo que a Gregorio
Samsa, pero en vez de convertirse en un gigantesco escarabajo, el comenzara a comportarse como un humano, o tal vez era yo quien me estaba
convirtiendo en un gigantesco escarabajo y el tratara de ocultarme en mi
habitación justo como lo hacían los padres de Gregorio, esa fue la primera
noche que comencé a temerle a Kafka.
Los
días siguientes intente alejarme del Kafka tener el menor contacto con él, pero
cuando eso pasaba que desgraciadamente era muy a menudo me miraba sínicamente,
como si tuviéramos una clase de complicidad que ambos guardábamos un gran
secreto que nadie más sabia, a veces sentía que se burlaba de mi, movía sus
bigotes de un lado a otro esbozaba su
sonrisita sínica, tratando de darme a entender que él sabía que si yo contaba su secreto nadie me creería que lo
más probable era que terminaría encerrada en un manicomio de por vida, esa idea
le agradaba bastante porque siempre movía los bigotes de un lado a otro cuando
lo pensaba.
Las
siguientes veces que lo encontré leyendo ya no se molestaba en fingir que
dormía, apartaba su vista del libro por un momento para observarme movía los
bigotes y volvía a fijar la vista en el libro. Comencé a sentirme en la
obligación de llevarle más libros de la biblioteca de la escuela, y las veces
que lo olvidaba, entraba en mi habitación y rasgaba mi ropa como una clase de
advertencia.
Kafka
ya no se conformaba con tan solo leer, escribir y usar la computadora, ahora también
hablaba por teléfono, la primera vez que lo vi, se encontraba tan concentrada
escuchando la conversación del otro lado del auricular, movía su hociquito como
si estuviera discutiendo o algo por el estilo, cuando se percato de mi
presencia colgó enseguida, me miro con recelo y se fue al despacho de papá,
como si nada hubiera pasado.
En
las semanas siguientes comenzaron a llegar paquetes extraños a mi nombre, sabía
que no eran para mi si no para él, el me utilizaba solo para firmarle al
mensajero y para dejarle el paquete sobre el sillón, nunca me atrevía abrir
algún paquete aunque me estuviera muriendo de curiosidad, no sé si fue por
temor a las represarías o porque comenzaba a convertirme en la mascota de mi
propio gato.
Esta
mañana mi padre me gritoneo por lo alto que había llegado la cuenta de la
tarjeta de crédito, todo a mi nombre, Kafka me miro desde el sillón con su
sonrisa sínica, quise decirle a mi padre que el gato había sido el que gastaba
su tarjeta de crédito, pero me quede callada, ahora no sé cómo explicarle a mis
padres que Kafka me controla.
Hola!!, te escribo desde el blog literario
ResponderEliminarLa Biblioteca de la Morgue,
un blog en el que podrás encontrar reseñas literarias, críticas de películas, concursos y muchas secciones más, ¿Te unes?. Yo te sigo desde ya. Espero que te guste mi espacio ^^
¡Nos leemos!
Bisous
La Biblioteca de la Morgue
Primero se me hacia gracioso pero entre mas leia por alguna extraña razon comenzo a darme miedo... Me quede con la duda de que contenian los paquetes.
ResponderEliminarEspero sigas escribiendo mas sobre este gato porque ya me quede intrigada, te quedo genial querida prima :)