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lunes, 9 de julio de 2012

Incierto


La silueta desnuda de Sofía se reflejaba sobre una de las cuatro paredes del cuarto de Hotel, cuando el despertó fue lo primero que vio, tomo los lentes de la mesita que se encontraba junto a la cama, una espalda desnuda que solo estaba cubierta por una larga cabellera castaña hasta la cintura, la parte de abajo la cubría con una sabana muy al estilo romano, Augusto aun no lo entendía muy bien, pero los recuerdos empezaron a llegarle simultáneamente.

La noche anterior alguien tocaba desesperadamente la puerta de su habitación, Augusto la abrió con desconcierto y allí estaba ella, él la miro con curiosidad y no pudo evitar preguntar ¿Quién eres tú? Ella con toda la confianza del mundo respondió -Hola me llamo Sofía, y soy el amor de tu vida-. Enseguida se abalanzo sobre él y comenzó a besarlo apasionadamente, Augusto no volvió a preguntar más sobre ella y se dejo llevar por la pasión que ella le transmitía.

Sofía sintió la mirada penetrante de Augusto y volteo a verlo, era más hermosa de lo que el recordaba la noche anterior, su pálida piel contrastaba con la tenue luz que alumbraba la habitación, sus ojos tenían un brillo intenso, y su sonrisa era tan cálida, empezó a sentirse tan familiarizado con ella.

Dejo de cepillarse el cabello con sus dedos y se poso frente a él, su cuerpo era escultural y casi perfecto,  él miro determinadamente sus senos que le recordaron a los de su madre, unos senos redondos y perfectos  y que aún conservaban esa gravedad que las mujeres a cierta edad comienzan a perder, los recuerdos de pequeño de ver a su madre bañarse  volvieron a su mente, cuando la malicia no existía en su ser y podía ver unos senos tan hermosos sin excitarse, le gustaba tocar la punta del pezón y ver como la piel de su madre se ponía chinita, hizo un movimiento en el aire como si volviera a tocarlo, y el lunar que se encontraba bajo el pezón izquierdo de Sofía definitivamente era idéntico al de su madre.

Sofía rio mientras él hacia movimientos en el aire, tocando a una mujer imaginaria, ella tomo de un extremo la sabana que cubría la parte de abajo de su casi desnudo cuerpo y lo jalo dejando al descubierto su pelvis desnudo y rasurado, Augusto dejo de tocar a la mujer imaginaria fijo la mirada en ella, la perfección del pelvis desnudo y sin vello púbico, le hizo recordar de nueva cuenta su niñez, cuando  él y su hermana se miraban desnudos durante horas preguntándose para que servía cada parte del cuerpo, ella tocaba con la punta de su dedo el pequeño pene de su hermano, y el tocaba el pelvis de  ella, Sofia jalo la sabana que cubría la desnudez de Augusto  dejando a la intemperie  el flácido pene de él, se monto sobre él dejando cercas su pelvis del pene   y con la punta de su dedo lo toco con delicadeza.
-¿Y esto para qué sirve?-, pregunto mientras acariciaba el pene
- Con eso hago pipi-, respondió Augusto como si fuera un niño de cinco años
- Yo también hago pipi pero no tengo eso-, respondió sofia siguiéndole el juego
- escuche en algún lado que también servía para otra cosa
- Creo que ya se para que sirve-, respondió Sofia y se lo llevo a la boca
Esa conversación ya la había tenido con alguien mas pero ¿Con quién? Mientras ella seguía en lo suyo, el buscaba en sus recuerdos una conversación muy similar, hasta que la encontró, una tarde su hermana y él se encontraban solos en su casa, desnudos, se miraban mutuamente sin pena ni malicia se tocaban con curiosidad y se hicieron esa misma conversación a excepción del final de la primera.

Cuando Sofia termino, se acerco para besarle la frente su cabello cubrió el rostro de Augusto y pudo oler ese olor a Jazmin tan familiar, que no provenía de la noche anterior si no de años atrás. Su abuela solía entrelazar jazmines entre su cabello y por las noches antes de dormir iba a su recamara le daba un beso y cubría su rostro con su cabello impregnándole el aroma a jazmín. Augusto miro los ojos de Sofia un verde claro como el color del rio donde nadaba con su prima y sus labios tan carnosos y sensuales como los de su Tía Clemencia, y fue ahí donde entendió todo.

Sofia era la suma de todo lo que había amado en las mujeres que estuvieron a su lado en la niñez, comprendió que ella era su madre, su hermana, su abuela, su prima y su tia.
Pero entonces ¿Qué acababa de cometer? ¿ incesto?
Al ver la cara de desconcierto de Augusto, lo tomo tiernamente del rostro acerco su rostro al de él y dijo:
- Ahora lo entiendes debemos estar juntos siempre tu y yo
y comenzó a besar su rostro justo como lo hacían ellas.