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lunes, 30 de junio de 2014

El misterio del Sr K y la señorita M (primera parte)

Perdón por tener tan descuidado este blog pero a veces cuando no hay inspiración ni buscandola por debajo de las piedras la encuentra uno, en fin tratare de ponerme más al corriente y buscar la inspiración en esas tardes lluviosas, que a veces suelen pasar.

El misterio del Sr K y la señorita M

Al fin había encontrado mi trabajo ideal, la paga seria lo suficiente para así independizarme de mis padres, mis anteriores trabajos me daban una paga mediocre que no me alcanza para mucho, por eso en cuando vi el anuncio en el periódico no pude evitar sentirme como Felipe Montero, era como si casi, casi la persona que lo escribió estuviera pensando en mi  “Se solicita corrector de estilo, sin experiencia, con ganas de trabajar, buen sueldo, favor de presentarse en …” Decidí seguir el ejemplo de Felipe y dejar ir la oportunidad si mañana estaba de nueva cuenta publicado en el periódico lo tomaría. Y así fue, el anuncio seguía publicado así que no lo dude más y fui a la dirección que venía en el anuncio.


Era un pequeño edifico ubicado en una zona de locales y bodegas, algunas en desuso, no tenía un logotipo ni finta de ser alguna editorial o algo parecido, pero bueno ya estaba allí y no iba desperdiciar los 50 pesos que me había gastado en taxi. 

Me acerque y apreté el botón del interfon, no recibí respuesta alguna, volví apretar el botón, un sonido extraño salió de la bocina y enseguida una voz femenina hablo “¿Si diga?” apreté el botón y dije “Buenas tardes vengo por lo del anuncio” se volvió a escuchar el sonido extraño “No escuche lo que dijiste, tienes que mantener el botón apretado cuando hablas” respondió la voz, me sentí muy apenada, no puede ser que a mis veintitantos años no sepa usar un interfon, volví apretar el botón pero esta vez no lo solté y repetí “Buenas tardes vengo por lo del anuncio” un prolongado silencio vino después, yo esperaba que la voz detrás del interfon me dijera que el puesto ya había sido ocupado o algo así, de nuevo el extraño sonido se escucho “pase suba las escaleras hasta el segundo piso a la izquierda esta una pequeña sala” dijo la voz, me quede esperando un momentos más por si daba otra indicación pero no la hubo, la puerta hizo un sonido raro y la empuje para entrar.

El edificio olía a humedad, solo lo alumbraba una lámpara incandescente que hacia ruidos raros y amenazaba con apagarse, en la planta baja había dos puertas que permanecían cerradas, una planta vieja a un lado de las escaleras, subí cautelosamente, hasta el segundo piso, del lado derecho había una puerta que permanecía cerrada del lado izquierdo estaba la pequeña sala, un sillón viejo, una mesa con un montón de revistas viejas, al fondo un escritorio y a lado de este una puerta de madera, Tome asiento en el viejo sillón el cual rechino horrores, puse mi mariconera sobre mis piernas y mire cada rincón del lugar me llamo mucho la atención el único cuadro presente en la sala, una cucaracha recostada en un diván que excentricismo pensé, pero bueno cada quien sus gustos.

La puerta de madera se abrió y salió una mujer delgada, vestía un apretado traje color gris, que resaltaba su buena figura, su cabello color caoba estaba suelto su tez blanca hacia que resaltara el rojo de sus labios y los lentes la hacían parecer una intelectualoide pero examinándola bien era muy joven, incluso más joven que yo, ¿Por qué alguien tan joven vestiría de esa manera?

La mujer se me quedo viendo y después tomo asiento, detrás de su escritorio
“¿Así que tu vienes por el empleo del anuncio?”, dijo mientras me miraba de pies a cabeza “si”, respondí “¿Me imagino que debes traer tu curriculum?””¡Oh! por supuesto” le respondí y saque de mi mariconera la carpeta con mis documentos. Fui hasta donde estaba ella y puse la carpeta sobre el escritorio, ellas los tomo y los examino determinadamente.

Tras unos minutos de silencio, dejo los papeles sobre el escritorio y dijo “la cosa esta así, nosotros somos una pequeña editorial que abrirá sus puertas muy pronto, nuestra especialidad será la de publicar libros de superación personal, nada del otro mundo, tenemos algunos autores de los cuales publicaremos sus obras, estos autores no son conocidos por eso necesitamos un corrector de estilo que sepa estructurar el borrador para así poderlo publicar y ganarnos poco a poco una buena reputación. Por lo que veo en tu curriculum no tienes mucho de haber salido de la universidad, pero tienes buenas notas y tu desempeño como corrector de estilo es muy bueno, no creas que por ser neófita te pagaremos poco, tu paga será la misma del anuncio, así que tu dime ¿te interesa el trabajo?

Que si me interesa el trabajo-, pensé “por supuesto”-, respondí “entonces señorita V, está contratada”-, dijo la joven extendiéndome la mano, yo respondí rápidamente “Empieza mañana mismo, a las 8 Am, se dirige conmigo y yo la llevare a su lugar de trabajo, sólo una cosa que es de suma importancia” “¿Qué cosa”-, pregunte “Por nada del mundo puede entrar a la oficina que se encuentra al lado de mi escritorio, no importa si es de suma importancia mientras no esté yo nadie puede entrar,   el Sr K es muy especial” ¿Sr K?” pregunte “Si  el Sr K es el dueño de esta editorial, pero es muy especial no le gusta socializar con sus empleados a excepción mía, su única regla para que siga trabajando aquí es nunca entrar en su oficina, ¿Entendido?” “Entendido, jamás entrar a esa oficina”

Salí del edificio, muy emocionada por mi nuevo trabajo, la paga era excelente, si todo marchaba bien dentro de unos cuantos meses me mudaría a mi propio departamento, no le di  demasiada importancia a la condición de no entrar en esa oficina, el trabajo era mío y eso era más que suficiente.

continuara como todas las cosas buenas continuan en la vida...


domingo, 9 de marzo de 2014

Se busca


Una historia que escribi para otro blog hace algunos ayeres

Siempre quise ser maestra, fue el sueño de toda mi vida, recuerdo que de pequeña jugaba a la escuelita, mi cama eran los pupitres y todos mis peluches mis alumnos, la puerta era el pizarrón, me pasaba horas enseñándole tantas cosas a mis peluches al final de “la clase” uno de mis peludos alumnos terminaba dándome una manzana de goma y diciéndome “eres la mejor maestra”, era feliz, porque sabía que algún día un niño de verdad me lo diría. 

Admito que influyo mucho el hecho de que mis padres fueran maestros en mi pasión por la docencia, adoraba escuchar a papá hablar acerca de sus alumnos que menganito es un genio que si sigue así pondrá poner el nombre de México en alto, que es una pena que Susanito no le eche ganas a la escuela que tiene mucho potencial, que los libros de este año no tienen todo el conocimiento necesario para los niños, etcétera. Veía a mamá desvelarse noche tras noche calificando exámenes leyendo reportes, planificando su clase, me sentía muy orgullosa de ambos. Así que cuando me gradué como maestra, quería seguir el mismo ejemplo de ellos, ponerle todo el empeño para que algún día mis ex alumnos al escuchar mi nombre dijeran llenos de orgullo “Ella fue mi maestra y fue la mejor” 

Había recibido la plaza en un pueblo llamado “La solitaria”, mi papá me había dicho que para ser un buen maestro se tenía que sufrir, y eso consistía en alejarse de los seres queridos, en eso estaba de acuerdo con él, fue triste la despedida pero prometí llamarle cada vez que necesitara de su ayuda. 

Adaptarme en la “Solitaria” fue fácil todos me trataban con cariño y respeto, sobre todo los niños del salón de clases en el cual impartía por primera vez, sentía que yo podía cambiar el destino de los niños hacerlos hombres y mujeres de bien, demasiada ingenua pero ¿Qué profesor no quiere cambiar el destino de su alumno? Mi papá siempre me decía, lo bien que se sentía ver a un ex alumno triunfar, saber que uno formo parte de su desarrollo académico, yo quería sentirme igual que él, alimentar mi ego como docente. 

Me sentía feliz, reafirmaba que yo había nacido para enseñar y que nada podía cambiar mi opinión, pero cuando llego él me hizo dudar.
Marquito era el típico niño problema, nunca acataba las ordenes del profesor siempre buscaba el menor motivo para molestar a sus compañeros, y siempre terminaba retándome, lo habían corrido de su anterior escuela por haber tirado a la profesora de las escaleras, todo había quedado en un “accidente” debido a que Marquito era el mismísimo hijo del presidente municipal, el día que llego al salón de clases de una manera muy altanera me dijo: 
- Maestra de una vez le digo que en cualquier escuela a la que yo vaya siempre se hace lo que a mí me dé la gana.
Fue ahí cuando empezó mi tortura. 

Marquito siempre llegaba tarde a clases nunca hacia la tarea se la pasaba molestando a sus compañeros a Lupita le pegaba chicles en el cabello, en el recreo siempre le quitaba el lonche a Alex, a Daniel le robaba sus lentes, las veces que intentaba imponer mi autoridad hacia el siempre terminaba siendo reprimida por el director 

- Lo mejor será que deje pasar, las travesuras de Marco, maestra 
- ¿Pero porque señor director? Marco es un niño extremadamente travieso, alguien tiene que ponerle un alto, si así es de niño imagínese cuando crezca. 
- Maestra créame que a mí me encantaría castigar duramente a Marco, pero como comprenderá es el hijo del presidente municipal, eso lo hace intocable, imagínese si lo corremos de la escuela, el presidente le quitaría toda la ayuda a la escuela, lo mejor será que lo siga soportando, el ciclo escolar pasa muy rápido. 
- ¿pretende que pase a Marco de grado? 
- Por supuesto maestra no quiero tener ninguna clase de problema con el presidente municipal. 
No pude hacer nada más que acatar las órdenes del director. 

Los meses pasaron, tuve que aguantar todas las travesuras de Marquito, los abusos hacia sus compañeros, sus humillaciones hacia mí, todo. Y cuando pensaba que nada podía empeorar, pues sucedió. Las travesuras de Marquito fueron subiendo de nivel, las cuales siempre eran aplaudidas por su sequito de amigos Glonilda, y Arti. 

Empezó a romper el inmobiliario del salón cuando se lo reprochaba siempre me contestaba “A usted que le importa pinche vieja, mi papá lo paga ¿no?” Un día desapareció Tonch, un conejito blanco que era la mascota del salón, a los pocos días apareció colgado dentro del salón 
- ¡Maestra, Maestra! Yo lo vi, él fue quien mato a Tonch-, entro llorando Lupita 
- ¿Fue Marquito verdad?-, pregunte 
- Pues quien más, maestra Marquito es el diablo en persona, usted sabe que yo nunca le deseo el mal a nadie, pero esta vez quiero que le pase algo muy malo a Marquito 
- No digas eso Lupita, yo voy arreglar esto no te preocupes-, le dije para después abrazarla. 
Esa misma tarde hable con Marquito 
- ¿Por qué mataste al conejo? 
- Porque si 
- El conejito era tan solo un indefenso animalito que a nadie le hacía mal, al contrario traía felicidad a la clase 
- Pues a mí me caía gordo, siempre se me quedaba viendo con esos ojos rojos 
- No te das cuenta que si te sigues portando igual de mal dios te va a castigar 
- Dios no existe maestra, no se da cuenta que es solo una invención para aplacar a la gente 
- Eso no es cierto Marquito 
- Si es cierto maestra mi papa siempre lo dice y deje de estar chingandome 

A la siguiente semana encontraron ahogado en el aljibe de la escuela al gato de Doña Chepis, la dueña de la estancia donde me quedaba, había sido Marquito y sus amigos, después de eso encerraron en la bodega de educación física durante una noche completa a Benjamín, había robado el reloj del director y se lo había puesto en la mochila a Oliver, lo suspendieron por una semana, a pesar de saber que él no había sido el culpable si no Marquito. 

Era una tarde calurosa, me había quedado sola en la escuela revisando exámenes, todo era silencioso y calmado, hasta que empecé a escuchar unos gritos y risas provenientes del patio, de inmediato pude reconocer la voz de Marco, aunque no estaba tan segura de quien podría ser el que gritaba, baje hasta el patio, en efecto era Marquito que se encontraba cerca al aljibe, con el estaba Lupita que gritaba y lloraba desesperadamente, el intentaba tirarla al aljibe. 

Corrí hasta ellos tome a Lupita de un brazo y la aparte de él, después le di una fuerte cachetada a Marquito 
- ¿Estás bien Lupita, te hizo daño? 
- Me dijo que si no venía con él iba ahogar a mi perrito como lo hizo con el gatito de Doña Chepis, cuando llegue, dijo que ya lo había ahogado, me acerque y me agarro del pelo y quería aventarme-, dijo llorando 
- ¡No seas pinche mentirosa Lupe! Era un juego para que se te quitara lo pinche chismosa 
- ¡No es cierto!, tú me dijiste que me ibas a matar, por chismosa 
- Lupita vete a tu casa yo me encargo de Marquito 

Lupita corrió hacia la salida y me quede sola con Marco que se frotaba la mejilla por la cachetada 
- Has llegado al límite, no me importa si el director no está de acuerdo conmigo pero a mi clase ya no entras y olvídate de pasar de año 
- Usted cree que me da miedo eso vieja pinche, usted es la que debe tenerme miedo le voy a decir a mi papá que me golpeo y que quiso abusar de mi, y de mi cuenta corre que la quiten como maestra y la metan a la cárcel para siempre, y cuando usted este en la cárcel voy a ahogar a Lupita y nadie me va hacer nada. 

Al escuchar a Marco decir eso, un odio se apodero de mí, lo tome del brazo fuertemente lo jale hasta el aljibe y lo avente con todas mis fuerzas, sin darle tiempo de que pudiera salir cerré el aljibe con la tapa de cemento, me senté sobre la tapa, mientras escuchaba los gritos de auxilio de Marquito 
- ¡Maestra sáqueme de aquí le prometo que voy a ser niño bueno, sáqueme! 
Intento aventar la tapa pero le fue imposible debido al peso de esta y al mío. Finalmente Marquito dejo de gritar, me levante del suelo no quise quitar la tapa para comprobar que se había ahogado. 
Me dirigí al salón seguí revisando exámenes, como si nada hubiera pasado. 

Hoy me encuentro con Lupita pegando carteles en la calle, para “encontrar” a Marquito, las dos sabemos lo que realmente paso, pero lo callamos, se que algún día lo encontraran, tarde o temprano abrirán el aljibe y lo encontraran flotando en el agua, sabrán que fui yo y me meterán en la cárcel, pero mientras tanto me encuentro aquí pegando carteles por toda “La solitaria”, esperando que alguien “encuentre a Marquito”


domingo, 24 de noviembre de 2013

Dejando de existir

Siempre fui una persona muy sociable, sabia encajar en cualquier grupo social, mantener una conversación sobre cualquier tema, todos querían  estar a mi lado y saber mi opinión sobre cualquier asunto, me gustaba llamar la atención ser el centro de todo, hablaba y todos me escuchaban.

Un día mi voz comenzó apagarse, para que todos me oyeran tenía que gritar y aún así tenía problemas para ser escuchada, fui al doctor un simple resfriado pronto pasara, dijo, pero mis problemas seguían, los demás ya no me escuchaban y poco a poco dejaron de pedir mi opinión.
Días después al verme al espejo note que mi piel era más blanca “¡Qué bien las cremas empiezan a funcionar!” me dije, pero mi voz era cada vez inexistente, entonces todos a mi alrededor no sólo dejaron de escucharme sino que comenzaron a ignorarme, yo trataba de que notaran mi presencia, pero a los pocos minutos volvían a ignorarme.

Entonces mi cuerpo comenzó a perder fuerzas, levantar cualquier cosa era  una  tarea muy difícil, transportarme a cualquier lado era un martirio, volví a ir al doctor pero esta vez no me atendió.
Y en la escuela dejaron de nombrarme, si alguien de casualidad preguntaba por mi, los demás ponían cara de extrañeza, y en mi trabajo mi cubículo fue ocupado por alguien más, y al ir a pedir una explicación con el jefe volvía a ser ignorada.

En las noches lloraba, si esto era una broma, ya había ido demasiado lejos, porque todos me daban la espalda porque ya nadie me escuchaba porque se portaban como si yo no existiera.
Cuando me volví a mirar en el espejo mi piel era de color transparentoso, la ropa que usaba era opaca y mi cabello blanquecino, pero seguía siendo joven, no entendía que pasaba conmigo.
Como pude llegue a  casa de mis padres, toque con la poca fuerza que habitaba en mí, pero nadie me abrió dure horas y horas esperando a que alguien llegara, hasta que el cartero llego, se puso frente a mí y toco “No hay nadie, no esperes que te abran” dije pero mi voz parecía un susurro. El cartero ni se digno a verme, en seguida la puerta se abrió y mi madre salió, me pare a duras penas del escalón y entre a la casa antes que volviera a quedarme afuera.
Ya adentro cuando mi madre entro, reuní fuerzas y le grite “¿Por qué no me abriste?, tengo horas esperando afuera”, ella ni se inmuto, la seguí hasta la cocina “Tú también me ignoras” la poca voz que me quedaba se quebró y comencé a llorar “Tú no mamá, por lo que más quieras tú no, en la escuela en la oficina a cualquier lado que voy todos me tratan como si no existiera, dime que es una broma, y si así es, es muy cruel mamá, muy cruel”
Ella seguía cocinando, me puse frente a ella pero no lo noto, no podía con su desprecio y salí a la sala, mire las fotos que mi madre atesoraba y mostraba como trofeos en el librero, donde estaba sosteniendo un trofeo de ajedrez junto a una prima, las vacaciones en Acapulco donde estamos en el yate de mi padre, cuando fui a esquiar a Canadá en cada una de ellas había desaparecido, en la primer foto había sido sustituida  por mi prima, ahora era ella quien sostenía el trofeo, en la segunda foto solo estaban mis padres y en la tercera estaba mi madre con una amiga suya.
Mi cuerpo comenzó a temblar, mi corazón se oprimió tanto que por un momento pensé que iba a sufrir de un ataque, salí de la casa llorando, ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué ahora cuando mi vida no podía ser más perfecta? ¿Qué clase de juego macabro invento dios para hacerme sufrir?

Cuando llegue a mi departamento lo primero que vi fue la puerta abierta “Que bien lo que me faltaba que robaran mi casa” entre lo más rápido que puede, en efecto no había nada, fui a la sala, a la cocina al baño, nada, escuche voces en mi recamara corrí hasta allí, el encargado del edifico estaba con una joven pareja que veía entusiasmada mi recamara, “Como verán es perfecta para unos recién casados como ustedes”-, dijo el encargado “Mi amor es lo que siempre soñamos, no podemos perder la oportunidad”-, exclamo entusiasmada la chica, “si a ti te gusta entonces no la quedamos”-, dijo el chico mirando primero a su esposa y luego al casero, intente gritar decir que estaba presente, que aún vivía en el departamento que tan sólo dos semanas atrás había pagado tres meses adelantados, pero me sentía tan cansada sin fuerzas que los deje irse.
En mi habitación solo quedaba el viejo espejo que me había regalado la abuela, me puse frente a él, mi reflejo era débil, casi inexistente, mire mis manos, mi cuerpo cada parte de mi, todo estaba desapareciendo, me acosté en el piso y arrastrándome llegue al rincón del cuarto, me puse en posición fetal y cerré mis ojos esperando el momento en el que dejara de existir. 

sábado, 19 de octubre de 2013

Hasta la muerte (segunda parte)

Porque me tarde un año en escribir la segunda parte


Tras un largo viaje en camión, María por fin había llegado a su destino, el  pequeño pueblo que la vio nacer y donde paso la mayor parte de su infancia, la hacienda  "Las milpas" era tal y como la recordaba con la misma fachada color naranja, los rosales que tanto le gustaba olfatear por las noches, el pasillo por donde solía correr todas las mañanas para salir a jugar y sobre todo el inmenso jardín que tanto amaba. Perdida en sus pensamientos no pudo percatarse de que atrás de ella se encontraba alguien.

 - Señorita María-, dijo una voz masculina.
María dio un salto de susto y volteo enseguida
- Fulgencio me asustaste, no sentí tu presencia.
- Dispénseme señorita no fue mi intención asustarla-, exclamo el hombre que la miraba fijamente

María se sorprendió al ver a Fulgencio, era el mismo hombre que había conocido de pequeña, su complexión delgada, alto,a pesar de ser moreno se le notaba una extrema palidez, su cabello negro como la noche su abundante bigote, y sin una sola arruga o cana, era como si el tiempo no hubiera pasado en él, lo único que envejecía era su ropa, camisa de rayas azules, pantalones de mezclilla algo rotos y unas botas color caqui deterioradas, su mirada había perdido el brillo que alguna vez tuvo.
- Su padre me dijo que vendría pero sinceramente no le creí, tenía que venir a cerciorarme de ello, por mi mismo-, dijo.
- ¿Mi padre?-, pregunto María algo desconcertada.
- La señora Austece quise decir-, corrigió Fulgencio
- Ah-, exclamo María, -¿Cómo que tenias que venir para cerciorarte, acaso ya no trabajas más en la hacienda?
- No señorita ya tengo algunos años de no trabajar pero de vez en vez vengo a ver como están las cosas.
-  Pero ¿Por qué renunciaste Fulgencio, eras la mano derecha de mi padre, el tenia toda su confianza puesta en ti?
- Aún lo soy señorita, aún lo soy-, exclamo él.
Al final del pasillo se encontraba un niño observándola
- Fulgencio ¿quien es ese niño?-, pregunto apuntando hacia donde se encontraba el niño.
- Es el único nieto de Remigia, el pobrecito es mudo.
El niño al darse cuenta que María lo observaba corrió el interior de la hacienda desapareciendo de su vista.
- La Remigia no tarda en llegar, andaré muy seguido por aquí señorita, ordenes del patrón que me pidió cuidarla.
- ¿Mi padre? Pero si el ya tiene un año que murió Fulgencio.
- Lo sé señorita, lo se.

Un ruido atroz hizo que María saltara del susto, ella volteo hacia el pasillo, una maceta de las que colgaban habían caído.
- Sabía que tarde o temprano esa condenada maceta se caería, te dije Santos-, salió de una puerta Remigios mientras se limpiaba las manos con el delantal y regañaba al niño.
Volteo hacia la entrada y se dio cuenta que allí se encontraba María y, Fulgencio en la entrada.
- ¡Señorita María! ¿Por qué no aviso que hoy llegaba?-, grito la mujer.
María llego hasta la anciana y la abrazo con tanto cariño, después de unos segundos la soltó y dijo:
- Creí que Austece lo había hecho por eso no me moleste en llamar cuando llegue, aparte estaba platicando con-, en ese momento volteo y se dio cuenta que en la entrada sólo estaba su maleta.
- ¿Con quién señorita?
- Ya no está-, susurro –bueno no importa, ¿Y cómo andan las cosas por aquí?
- Bien señorita, todo sigue casi igual desde que se jue de aquí, pero no debemos quedarnos aquí de seguro el viaje la ha deber cansado re te arto ándele vamos a la cocina ahorita le preparo algo rico y sirve que descansa un poco ¡¡Santos!! Ve por las cosas de la señorita andile
El niño se le quedo viendo a Maria con una intensa mirada, y después se fue corriendo.
- Qué lindo es tu nieto Remigia , ¿Y Rosa?
Remigia bajo la mirada y se quedo en silencio durante unos segundos después exclamo:
Rosa se jue con un hombre pal otro lado
- Oh ya veo, y te dejó lo dejo encargado
- Si señorita pero algo me dice que esa condenada ya no va volver
¿Pero porque dices eso Remigia?
- ps no hemos sabido nada de ella en seis meses, ni una carta ni una llamada, nada de nada
- Tal vez no les llama porque esta trabajando muy duro, pero ya veras que no tardara en hacerlo
- Dios la oiga señorita, dios la oiga.

María quiso preguntar por ella, pero hubo algo en su interior que se lo impidío.
Después de comer algo y platicar un buen rato con Remigía, se retiro a la habitación que alguna vez le pertenecio  a sus padres, una nostalgia la invadio tantos recuerdos guardados en ese lugar, aún podía sentir la presencia de sus padres. El sueño la vendio y cayo rendida.

- Amigas hasta la muerte
- Hasta la muerte, hasta la muerte, hasta la muerte

María desperto exaltada y cubierta en sudor, Otra vez ese sueño, pensó. Busco en el closet de su madre si habia quedado algo de su ropa y en efecto toda estaba allí intacta tomo un vestido de flores y se lo puso, ya habia oscurecido sin embargo Remigia aún no prendia las luces de los pasillos, la ventana de la habitación tenía vista hacia el inmenso jardin de flores y mas allas se podían ver las milpas, era una vista hermosa, un frío viento abrió la ventana principal, María fue enseguida a cerrarla, pero cerca de la vieja fuente diviso algo, no podía creerlo, era ella.


domingo, 1 de septiembre de 2013

Si un día te vas de mi lado

Si un día te vas de mi lado, quiero que sepas
que siempre te voy amar,
que tu recuerdo se quedará grabado en mi ser.
Que tus ojos serán la luz que guíe mi camino, 
y tu voz la dulce melodía
que me arruye por las noches.

Y cuando tenga frío me acurrucare
en el recuerdo de tus cálidos abrazos,
y cuando me sienta sola escuchare
en mi mente tus dulces palabras.
y cuando tenga ganas de abrazarte,
te soñare por las noches.

Pero cuando tu ausencia
me carcoma el corazón,
sufriré como nunca, porque
ya no estarás a mi lado,
porque ya no olere tu perfume
y mis manos no volveran a tocarte.

Entonces los recuerdos ya no
serán suficientes y te extrañare,
porque extrañarte será la unica
forma de tenerte a mi lado.

Y si un día de te vas de mi lado
quiero que te lleves lo mejor de mi,
porque yo me quedare con todas
esas cosas maravillosas que te hicieron
la mejor persona del mundo,
quiero que te sientas orgullosa de mí, 
porque yo siempre lo estare de ti.

Y si un día te vas de mi lado
te extrañare como nunca,
porque extrañarte será la unica
forma de tenerte a mi lado.

jueves, 8 de agosto de 2013

La niña

A mi abuela porque en su casa pasan cosas raras


-No molestes a la niña no ves que es su hora de lectura
-siempre anda con ese libro pero nunca la he visto que lo lea
- yo en las noches es cuando la escucho leer
-no es cierto yo siempre que paso por ahí no oigo ningún ruido
-es que tienes que escuchar con calma
-pues a mi me da miedo pasar por ahí, siempre que paso me dan unos escalofríos
-como te va dar miedo es tan solo una niña
-pero nunca sonríe
-claro que si
-¿Como sabes si nunca la has visto?
-claro que la he visto
-una vez fue a mi cuarto mientras dormia, se me quedo viendo durante algunos minutos, yo pude sentir su presencia, senti mucho miedo
-¡Hay, por dios! como puedes tener miedo de una niña
-!Es que esa niña tiene algo muy raro¡
-Yo siempre la veo deambular por las noches de un lado a otro
-Porque estas acostumbrada, yo no puedo seguir así, este miedo me consume a cada instante
-¿Y que es lo que quieres que haga con ella?
-!Quiero que tires ese cuadro, por el amor de dios¡ tiralo muy lejos de aqui, si ella sigue aqui no lo voy a soportar más.

jueves, 25 de julio de 2013

Un cuento

-¿Y que hacemos para pasar el tiempo?-, pregunto el niño mientras arrancaba pedazos de pasto del suelo
-Juguemos hasta que nuestros sueños se cumplan-, respondio la princesa que lo observaba de pie
-¿Y si no se cumplen?
-Lo haran porque mi sueño es estar junto a ti-, exclamo la pequeña princesa
-Pero a ellos no les gustara que estemos juntos-, dijo el niño, mientras se sacudia las manos en su pantalon y se ponia de pie
-¿Y acaso a ti te importa lo que digan los demás?
-No pero a ti debería importarte
-¿Porque?-, pregunto la princesa mientras se acercaba mas a él
-Porque cuando crezca yo sere un don nadie, y tu en cambio seras una reina
-¿Y a ti quien te dijo que quiero ser una reina?
-Es tu destino como el mio es ser un simple sirviente que vive en las sombras
-Pues yo no quiero ese futuro para nosotros
-¿Y que propones para cambiar nuestro destino?
La pequeña princesa agacho el rostro en busca de una respuesta que nunca llego.
-No hay nada que hacer-, dijo el niño mientras veia a la princesa
-Entonces juguemos, juguemos hasta que nuestros sueños se cumplan-, respondio al fin la princesa
El niño extendio la mano y la pequeña princesa la tomo, ambos corrieron hacia el bosque y se perdieron entre los arboles.